Punto tras punto, nació de la pasión que me despierta el bordado, una habilidad que he desarrollado con el tiempo y que después se convirtió en un proyecto lleno de entusiasmo, compromiso y cariño (Por más cliché que parezca); la idea es crear una comunidad de apoyo que albergue a bordadores y bordadoras de las nuevas generaciones, despertar en ellos el gusto e interés por este oficio que se ha encasillado como algo femenino y además arcaico.
Tras una mala experiencia en redes sociales conocí a un chico que casualmente trabajaba en un periódico local, conoció mi trabajo y me propuso hacer una nota.